¡Ponga un bebé en su mesa!

En cumplimiento de la legislación sobre transparencia, la Presidencia de la Comunidad de Madrid hace públicos los fragmentos no confidenciales de la iniciativa “POR UN EMPRENDIMIENTO SOLIDARIO”, subvencionada en el marco de la convocatoria “SINESCRÚPULOS (2)”, área de “Procesos Humanos y Sociales”, apartado “Estado del Bienestar”.


Imagen tomada de «A orillas del Támesis«

Antecedentes

Esta iniciativa actualiza la preclara obra de J. Swift titulada “Una modesta proposición: Para prevenir que los niños pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o el país, y para hacerlos útiles al público” (1729).

En su momento, la propuesta no tuvo ninguna repercusión, probablemente por causa de los estúpidos escrúpulos morales característicos de la época, pero hoy, con la superación de esos prejuicios, con la globalización de los mercados y con el abaratamiento del transporte, la propuesta alcanza una completa viabilidad.

Oportunidad

La imparable penetración de los medios audiovisuales en la vida cotidiana ha tenido como consecuencia indeseada que nuestros hogares sean bombardeados por imágenes de niños sufrientes, imágenes que hieren gratuitamente nuestra sensibilidad. Simples ilustraciones de noticiarios unas veces, interesadas artimañas para conseguir donaciones en otras.

Esas repugnantes imágenes nos sobrecogen con madres de mundos lejanos, incapaces de alimentar a sus vástagos y sus barrigas hinchadas, y con miserables barcazas de migrantes moribundos, que acabarán en la mendicidad o la delincuencia.

Para enfrentar el incómodo problema, nuestros próceres barajan dos alternativas opuestas: (a) censurar todas las imágenes hirientes y desplegar la marina para, en alta mar, hundir los sucios cayucos o (b) transferir recursos a los países origen, donaciones, obviamente sin retorno, que perpetuarían la situación.

Frente a ello, la iniciativa para la que se pide subvención es una vía intermedia. Una iniciativa original que, actuando en origen, da lugar a un retorno justo y equitativo para los donantes, sin caer en un trasnochado buenismo.

Definición de la iniciativa y destino de la subvención

En esencia, la propuesta consiste en la comercialización de carne, carne negra de niños de un año de edad, procedente del África Subsahariana, destinada al consumo por personas pudientes y de gustos refinados.

La subvención será íntegramente aplicada al marketing, para desterrar los prejuicios ya obsoletos contra el consumo de carne infantil. Se articulará bajo el excitante eslogan de “ponga un bebé en su mesa”.

Fundamentos

El análisis se realiza por ciclo reproductivo de las hembras, establecido en dos años y que evita la coincidencia entre gestación y lactancia y otorga un trimestre de descanso entre ambas.

Las estadísticas oficiales del África Subsahariana establecen que, por cada mil ejemplares, hay 140 parejas en las que la hembra está en edad fértil, unas capaces de mantener dignamente a sus crías (30), otras cuyo apareamiento acaba en aborto o muerte prematura del neonato (5) y, las restantes, hembras productivas (105).

Con criterios de sostenibilidad propios de la cría de reses, una séptima parte de la cabaña (15) se separa y destina a formar futuros reproductores, a razón de un semental por cada cuatro hembras. Se dispone, por tanto, para su comercialización como carne, de 45 unidades al año.  

La unidad de producto es el bebé de un año de edad que, sano y bien criado, constituye un alimento delicioso, saludable, muy bajo en calorías y que admite muchas formas preparación.

La crianza del bebé, pese al engorde que le hace alcanzar los 10 kilos de peso, no tiene coste significativo, pudiendo ser alimentado con leche materna y poco más. Por el contrario, si no fuese sacrificado, en los años posteriores su simple supervivencia sería una pesada carga para su madre.

De los 10 kilos dichos, 4 corresponden a carne magra de la máxima calidad, que incluso mejora si se fuerza un poco la lactancia en el último mes. A esa carne deben añadirse algunos cortes que serán consideradas como verdaderas suculencias (ojos, manitas o sesos, por ejemplo) y, además, los elementos menos nobles de la pieza admiten una buena comercialización (huesos para mascotas, piel para cinturones o zapatillas, vísceras como casquería, etc.).

Adoptando como referencia que la carne de mejor calidad actual (kobe japonés, corte A5 BMS 12) se vende a 500 €/kg, un bebé completo puede ser comercializado en canal por encima de los 2.500 €.

Al llamado de esta oferta acudirán un buen número de personas pudientes, para presumir de poderío y exclusividad, asombrar a sus parejas o socios, o, simplemente, para disfrutar de un placer hasta hoy imposible.

Una estimación prudente de la demanda en España puede consistir en la asignación de una pieza anual (16 raciones) a la cuarta parte de los 180.000 muy ricos (renta media de 350.000 €) y una pieza mensual a las tres cuartas partes de los 14.000 más ricos todavía (renta media de millón y medio de euros). Operando, la demanda anual superaría las 160.000 piezas, que podrían provenir de una cabaña de algo menos de cuatro millones de unidades, valor superado en países como Gambia o Guinea Bissau, por ejemplo.

Beneficios esperados

Además de la consecución del objetivo directo de la iniciativa, consistente en evitar la proliferación de imágenes hirientes que hoy soportamos los españoles de bien, la iniciativa provocará otros beneficios, indirectos pero no menos importantes, en nuestro territorio.

Así, caballeros de alcurnia o nuevos ricos con gustos refinados y sin trasnochados escrúpulos, gozarán de una nueva forma de disfrute, mientras que el pueblo, al no verse impelido a la limosna sensiblera, reducirá sus gastos. Por otra parte, toda la población agradecerá la reducción de la indeseada inmigración pobre, con su inevitable carga de pobreza y delincuencia.

En el ámbito concreto de Madrid, la comunidad reforzará su liderazgo en términos de liberalismo económico y emprendimiento, sobre todo en el sector de la restauración, postulándose como centro mundial del turismo gastronómico.

En cuanto al país productor/exportador, la iniciativa derivará en “sabrosos” beneficios económicos derivados, por una parte, de los ingresos adicionales que percibirán las hembras reproductoras por la venta de los bebés (1.250 € anuales, que más que doblan su renta media) y, por otra, de la reducción de gastos, al no tener que cargar con niños supervivientes. Y esos beneficios específicos de las hembras repercutirán positivamente en el conjunto de la sociedad.

Pero el beneficio fundamental es sistémico. La iniciativa eliminará la dependencia de las donaciones extranjeras, origen de una vagancia endémica, y propiciará la sustitución del anticuado sistema colaborativo por el mucho más eficiente de libre competencia incluso entre territorios, al ser previsible la aparición de “denominaciones de origen protegidas”.

Valoración de riesgos

El único riesgo que merece ser considerado es el que causó el fracaso de 1729: una eventual reactivación de los prejuicios, alimentada por arteras campañas publicitarias promovidas por el lobby humanitario.

Previsiblemente, las campañas intentarán hacer ver una supuesta crueldad en la iniciativa y, por efectividad, deberán ser contrarrestadas antes de que salgan a la luz. Esta neutralización es el objetivo de la campaña de publicidad para la que se solicita subvención. Una subvención del todo imprescindible, ya que, al ser promovida por la administración pública, la publicidad gozará de mayor credibilidad.

Al margen de otras componentes que la Comunidad pudiera considerar interesantes incluir (promoción de la iniciativa privada o del liberalismo económico absoluto, por ejemplo), la campaña debe articularse alrededor de dos ejes básicos: la negación de la crueldad y la similitud con otros comportamientos aceptados socialmente.

Porque no solo es que hablar de crueldad sea absurdo (el bebé es un ser inocente que no sufrirá en absoluto si en su sacrificio se cumplen unas mínimas normas de bienestar animal), es que, por el contrario, la actividad es compasiva con la población negra, ya habituada al sufrimiento por otra parte. Basta pensar en la previsible reducción de la violencia de género, al incentivar a los hombres para que atiendan a sus mujeres como hoy atienden al ganado, sin recurrir al maltrato por temor al aborto.

En cuanto a los comportamientos actualmente aceptados pueden citarse varios, como, por ejemplo, el ahorro que buscamos en las importaciones, aceptando el trabajo infantil en régimen de esclavitud que lo origina o la promoción de la importación selectiva de humanos, promoviendo la de los que nos son de interés (profesionales formados con recursos de su país de nacimiento, deportistas…) y dejando que del resto se haga cargo el proceloso océano.

¡PONGA UN BEBÉ EN SU MESA!

¡UNA INICIATIVA HUMANITARIA, SOLIDARIA Y SOSTENIBLE!

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