Porque los mercados nos dicen… Pero, ¿los mercados hablan?

Gigante Baño de aceite

Ilustración 1. El baño de petróleo de James Dean en Gigante. La época en que el petróleo brotaba, simplemente, haciendo un pozo con un esfuerzo casi personal

En una entrada anterior pasábamos revista a algunos dogmas económicos que considerábamos especialmente dañinos (valor y precio, PIB, productividad y valor añadido) y nos deteníamos al llegar al de mercado, que posponíamos para una entrada futura. Esta es esa entrada.

Ya nos hacíamos eco de eso de “los mercados nos dicen…”, cuando los mercados no dicen nada. Los que hablan son los que mandan (también) en los mercados, que así imponen su santa voluntad sin necesidad de dar la cara. Son los mercados… Y eso es así y lo será para siempre. Es un principio físico al que incluso los que mandamos estamos sometidos…

Del mercado se pueden decir muchas cosas y, quizá, alguna buena, aunque no es fácil saber cuál. Sus voceros proclaman que el mercado (el “libre mercado” del PP o Ciudadanos) consigue, como resultado de la acción de agentes egoístas, preocupados sólo de sí mismos, que los recursos se asignen de forma eficiente.

Porque la función del mercado es sólo esa, conseguir la eficiencia, en aras de la cual sacrifica cualquier otro valor. No se puede (debe) pedir al mercado que cuide de la equidad o de los derechos fundamentales de todas las personas (de lo común: libertades, vivienda, educación, sanidad, justicia…). Esa no es su función, que para eso está el estado (sea este lo que sea). Por esto los neocon (que dicen ser liberales) defienden el mercado y atacan al estado. Incluso atribuyen al estado la función de corregir los fallos del mercado (la no aplicabilidad a los bienes comunes o la no consideración de las externalidades, por ejemplo), de forma que estos fallos ya no son fallos del mercado sino del estado, que no los corrige.

Alguien ha definido el mercado como el lugar (puede ser virtual) donde se citan compradores y vendedores y donde definen, enfrentando sus intereses, qué debe producirse y consumirse, cuánto, por quién y a qué precio. Y lo decide encontrando una solución que es la más eficiente de entre las posibles (dicen).

Lo realmente sarcástico es que hoy, incluso hablando de eficiencia, el mercado falla. La eficiencia sólo se consigue en un mercado “perfecto”. Y lo que ocurre es que el mercado “perfecto” no existe en la realidad.

Las condiciones básicas necesarias para la perfección (economistas dixit) son:

  • Multitudinario. Hay un gran número de compradores y vendedores, de forma que ninguno de ellos tiene capacidad individual para influir en el precio. ¿Alguien conoce algún producto importante para el que esto se dé?
  • De productos semejantes, de forma que los compradores no tienen motivos (distintos del precio) para preferir el producto de un vendedor al de otro. Ya se encargan los grandes vendedores de que esto no pase, incluso a costa de inventar diferencias.
  • Sin intervenciones externas. Los precios deben poder fluctuar libremente, sólo en respuesta a las variaciones de la oferta y de la demanda. Parece escrito contra los compradores. Los vendedores ya actúan mediante sus acuerdos, posibles por la concentración de la oferta. Cuando es escandaloso, interviene el estado, los tribunales de defensa de la competencia.
  • Transparente. Los compradores deben tener información completa y veraz sobre las condiciones que puedan afectar a los intercambios. El caso de las preferentes de Bankia en el mercado financiero es paradigmático, pero no es el único ni mucho menos.
Equilibrio oferta demanda

Ilustración 2. El funcionamiento del mercado y el punto de equilibrio

Vale, no tenemos mercados perfectos, pero, el concepto está bien, es un ideal al que cada vez nos acercamos más (dicen…).

Interesa hacer aquí un paréntesis para referirnos a la forma en que el mercado (perfecto) establece su veredicto. Para ello nos apoyamos en la Ilustración 2, en la que se representan las curvas de oferta y de demanda. La curva de demanda representa la cantidad que sería adquirida por los compradores (abscisa) en función del precio del producto (ordenada), de forma que, si el precio sube, los potenciales compradores compran menos. La otra cara es la curva de oferta, que expresa cantidad de mercancía que los productores venderían a un determinado precio. Si el precio sube también lo hará la oferta. El equilibrio se produce en el punto en que se cortan ambas curvas, caracterizado por el precio de las transacciones y por cantidad de mercancía comprada y vendida. Si el precio fuese superior, algunos compradores renunciarían a la compra y se produciría en exceso, quedándose una parte de la mercancía sin vender (ni comprar).

Veamos como ejemplo de mercados que realmente interesan (no el de chuches, que en este todo funciona bien) el del petróleo (muy adecuado para este blog).

Precio y producción de petroles Ilustr 2

Ilustración 3. Evolución a largo plazo del precio del petróleo en US$ constantes. Fuente: elaboración propia a partir de las estadísticas de BP y de la Agencia de Información de la energía USA.

Presentamos tres gráficos, el primero de los cuales (Ilustración 3) refleja la evolución de los precios del petróleo desde su origen, expresado este en US$ constantes (de 2013).

Se observa cómo, desde los balbuceos iniciales, el precio ha seguido una evolución casi lineal y ligeramente decreciente hasta la década de 1970. El periodo posterior a ese año lo vemos en más detalle en el gráfico siguiente (Ilustración 4), en el que se refleja, además de la evolución del precio, la de la producción y el consumo, tanto de petróleo como del total de energía primaria.

Precio y producción de petroles Ilustr 3

Ilustración 4. Evolución moderna del precio, la producción y el consumo del petróleo (mismas fuentes que Ilustración 3)

Puede verse cómo la producción y el consumo se mueven casi sincronizados, sin diferencias importantes y cómo ambos tienen un comportamiento “homogéneo”, con un crecimiento sin grandes altibajos. Y cómo, pese a ello, el precio tiene importantes saltos bruscos. Difícil ahormar estas curvas a lo establecido como “ley de mercado”.

Precio y producción de petroles Ilust 4

Ilustración 5. Relación entre acontecimientos y precio del petróleo (mismas fuentes que Ilustración 3)

Complementamos lo anterior con un tercer gráfico (Ilustración 5), en el que se reflejan, sobre la curva de evolución de los precios, algunos sucesos relevantes, que pueden asociarse fácilmente a los grandes cambios en el precio. Puede pensarse que las leyes de los mercados, en el mejor de los casos, aplican a las pequeñas oscilaciones, pero que los grandes cambios no dependen del mercado sino que expresan en él circunstancias de otro ámbito. Así, aparecen grandes acontecimientos que involucran a productores de petróleo (revolución iraní, guerras Irán-Irak, invasión de Kwait), el 11-S, las crisis asiática y global y, de manera muy importante, decisiones conscientes y voluntarias de los grandes productores, desde el embargo hasta intervenciones manifiestas en el mercado, bajo la forma de reducciones voluntarias de producción.

Sólo se escapa a lo anterior precisamente el último episodio, que ha hecho correr ríos de tinta, de forma que, antes del pequeño rebote reciente, no había día sin noticias de caídas progresivas en el precio. La interpretación desde el mercado tiene que ver con el crecimiento de la oferta (la puesta en marcha de instalaciones de fracking en USA) pero admite otras más plausibles. Consideremos, por ejemplo, que el precio del petróleo, de su extracción, en Arabia Saudita y otros países del Golfo es de 4-5 US$ y que la OPEP ha decidido no intervenir para moderar la caída (precisamente para reducir la competencia, expulsando del mercado a los nuevos productores, a los del “fracking”, cuyos precios de extracción se sitúan por encima de los 60-70 US$), llegando hasta el punto de anunciar Arabia Saudita un incremento de producción (hay incluso quien afirma que la caída del precio es voluntaria para impedir que el Estado Islámico pueda conseguir financiación). El “suceso relevante” sería que, por primera vez desde el embargo (1973), no hay intervención [1]. (Se puede profundizar algo más en este último episodio aquí ).

Resumiendo, al menos en el caso del petróleo, los mercados no nos dicen nada pero sí hay quienes dicen a los mercados cómo tienen que comportarse, de forma que el precio no guarda ninguna relación con el coste. ¿Es de recibo que el mercado se sitúe por encima de los ciudadanos? Más parece que es una tomadura de pelo, una farsa en la que, curiosamente, hasta hoy, los que se retiraban del mercado del petróleo, los que dejaban de producir cuando el precio bajaba, eran los más baratos…

Hay muchos más ejemplos de mercados relevantes que son dañinos para todos nosotros, pero hoy ya no hay hueco. Será en una próxima entrada.

NOTAS PERFECTAMENTE PRESCINDIBLES

[1] El ministro de Energía de Emiratos, Suhail bin Mohammed Al Mazroui, ha afirmado que la OPEP no va a reducir su extracción de petróleo para mantener los precios, sino que espera que lo hagan los productores a los que les sale más caro (fracking). Es la lucha por el control del mercado (http://eskup.elpais.com/angelesespinosa). 13-1-2015

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